(Sergio Gobi)
la lujanera era una mina de avería
tímida turbia gorda sombría
vivía en la calle santa rosa y gurruchaga
la crencha negra como una daga
que le caía sobre el ojo medio bizco
y le ortibaba el gesto arisco
de su pasado no es verdad lo que comentan
están al pedo y van y cuentan
y los que dicen que era un trava que era un quía
no saben nada son policía
la lujanera tuvo trato con el diablo
el diablo ojeda (sé de lo que hablo)
aquel morocho que escribía perón vence
un buen muchacho güin de platense
el diablo dice que en los días de luna llena
se convertía en una sirena
que ahí en el lago de palermo la paseaba
disimulando de madrugada
las viejas dicen que la gorda daba pena
ma´que sirena más bien ballena
que se tragó a más de un chabón del maldonado
como a jonáses enamorados
los que la vieron contornearse ahí en la estrella
nunca pudieron salir de ella
y la describen como quien calla un paisaje
desde la ausencia desde un no-viaje
había que verla chapalear en la milonga
doscientos quilos de meta y ponga
que te seguían pata a pata hasta la muerte
y te apoyaba si tenías suerte
las dos cabezas de bebé de su amplio escote
la crencha negra planeando al trote
dicen que en una de esas noches de bailanta
llegó vestida como una santa
y que en el medio de un giro interminable
trepó hasta el cielo pisando cables
y así subió la lujanera gorda y bella
consiguió ahí mismo puesto de estrella
constelación que hasta hoy se ve en el catalejo
de aquella esquina en palermo viejo